⚔️ Guerras en tiempos de inteligencia artificial y tecnología
Queridos lectores, no es que me guste atraer o llamar a cosas negativas —creo profundamente en la energía y en la ley de atracción—. Sin embargo, estos días estuve investigando y reflexionando sobre un tema que considero importante compartir: ¿qué pasaría si estallara un conflicto en los tiempos actuales?
No lo planteo para vivir con miedo, sino para comprender cómo se comportarían la tecnología y la inteligencia artificial, y estar al menos conscientes de lo que podríamos esperar y cómo reaccionar en la medida de lo posible.
El campo de batalla invisible
En 2025, la primera línea de una guerra no siempre es física: está en las ondas, en los satélites y en los datos.
Un enjambre de drones vigila el cielo con cámaras térmicas y sensores de radar. Sus transmisiones viajan por enlaces satelitales hacia nodos de cómputo que aplican algoritmos capaces de clasificar en milisegundos: ¿se trata de vehículos enemigos, de civiles o de simples señuelos electrónicos?
La decisión inicial ya no pasa solo por un soldado con binoculares, sino por un software que cruza imágenes satelitales, patrones térmicos y datos históricos. Y como todo sistema, puede equivocarse. Un error de interpretación puede encender la chispa de una escalada.
Drones y sistemas de mapeo en la guerra moderna
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Decisiones en milisegundos
En los centros de mando, la escena parece sacada de una película futurista: paredes cubiertas de pantallas, mapas 3D dinámicos y simulaciones de escenarios en tiempo real.
La tecnología cruza capas de información:
- IA para predecir rutas seguras.
- Big data para identificar patrones de movimiento.
- Modelos de impacto político que anticipan reacciones sociales y diplomáticas.
Un comandante puede ver en segundos una recomendación como: “90% de probabilidad de éxito si se ataca por el flanco norte”. La tentación de confiar en la máquina es grande, pero no siempre la más sabia.
El frente de las comunicaciones
Las comunicaciones son la columna vertebral de cualquier ejército moderno. Constelaciones de satélites en órbita baja, enlaces ópticos y antenas 5G mantienen viva la coordinación incluso en zonas remotas.
Pero aquí entra la guerra electrónica: radares que localizan señales, equipos de interferencia capaces de bloquear transmisiones, ataques de spoofing que engañan a un dron haciéndole creer que debe aterrizar en otro lugar.
En muchos casos, perder la guerra electrónica equivale a perder la guerra entera. Un ejército desconectado es un ejército ciego.
Ciberdefensa sin descanso
Mientras todo esto ocurre en tierra y en el aire, otra batalla se libra en el ciberespacio.
Servidores, firewalls y sistemas de detección de intrusos actúan como trincheras invisibles. Algoritmos patrullan redes militares y civiles, buscando señales extrañas: un servidor que se enciende en Moscú a medianoche, un acceso irregular en Washington, un dron que cambia su patrón de vuelo sin explicación.
Lo inquietante es que el enemigo también entrena sus modelos. Así, entramos en un juego de gato y ratón: IA contra IA, hackers contra defensores, satélites contra interferencias.
Casos reales que muestran el camino
Aunque hablemos de escenarios hipotéticos, ya hemos visto cómo la tecnología redefine los conflictos:
Ucrania (2022–2025):
Los drones se volvieron protagonistas. Rusia desplegó sistemas de guerra electrónica para bloquear GPS y comunicaciones, obligando a Ucrania a innovar. Las redes satelitales, especialmente Starlink, se transformaron en infraestructura crítica, incluso siendo blanco de ciberataques.
Drones en la guerra moderna: el conflicto de Ucrania muestra la realidad de la concentración del poder tecnológico
Medio Oriente:
El sistema de defensa Iron Dome intercepta misiles en segundos gracias a algoritmos que deciden cuáles representan una amenaza real y cuáles pueden dejarse pasar. Un ejemplo de cómo la velocidad tecnológica salva vidas, pero también muestra la dependencia en decisiones automatizadas.
¿Quién tiene realmente estas capacidades?
El poder tecnológico en la guerra está lejos de estar equilibrado. Solo unas pocas potencias concentran las capacidades más avanzadas: Estados Unidos (satélites militares, IA y armas inteligentes), China (drones y guerra electrónica), Rusia (interferencias y GPS), Israel (defensa automatizada como el Iron Dome) y la OTAN en Europa (cooperación en ciberdefensa y proyectos de IA).
La diferencia es enorme: en 2025, EE.UU. cuenta con más de 5.000 satélites, China con unos 700, Rusia con cerca de 200… y el resto del mundo mucho menos.
Mientras tanto, regiones como la UE dependen de la cooperación, y países de América Latina —como Chile— se enfocan más en seguridad territorial con tecnología importada que en desarrollar sistemas ofensivos de alta tecnología.
En resumen: el poder está altamente concentrado en pocas manos, y la brecha con el resto del mundo es cada vez más grande.
Infraestructura crítica bajo amenaza
Lo que diferencia a los conflictos actuales es que ya no solo los ejércitos son objetivos. Bancos, aeropuertos, puertos y redes eléctricas también pueden ser blancos, porque su interrupción genera caos económico y social inmediato.
- Un ataque cibernético a bancos puede bloquear pagos y dejar a la población sin acceso a su dinero.
- Interferencias en aeropuertos pueden paralizar vuelos y aislar ciudades enteras.
- Un corte en redes eléctricas afecta hospitales, transporte y comunicaciones básicas.
También hay que considerar que las propias cámaras y servicios civiles —desde CCTV urbanos hasta redes sociales o sistemas de “ciudad inteligente”— pueden convertirse en fuentes de información en un conflicto. Analizados con inteligencia artificial, estos datos permiten rastrear movimientos, identificar concentraciones de personas o mapear la infraestructura crítica. Esto demuestra que la frontera entre lo civil y lo militar es cada vez más difusa, y que proteger la privacidad y los datos de la población será tan importante como resguardar satélites o radares.
Aquí la guerra tecnológica se cruza con la vida cotidiana: la infraestructura que usamos todos los días puede convertirse en campo de batalla digital.
¿Y qué hacer en caso de guerra electrónica?
Una guerra electrónica no solo afecta a ejércitos: también puede golpear la vida cotidiana. Aunque no podemos controlar todo, sí existen formas de estar más preparados:
- Guardar información clave offline: documentos importantes y contactos anotados en físico.
- Tener alternativas de comunicación: radios, aplicaciones que funcionen sin internet o acuerdos familiares sobre puntos de encuentro.
- Preparar lo básico: agua, alimentos no perecibles, baterías y cargadores portátiles.
- No depender solo del GPS: un mapa en papel puede ser más útil que una app si la señal falla.
- Mantener la calma y verificar fuentes: la desinformación puede ser tan peligrosa como la falta de señal.
No se trata de vivir con miedo, sino de ser conscientes de que la dependencia tecnológica es también una vulnerabilidad.
Reflexión final
La tecnología y la inteligencia artificial ya son parte de los conflictos modernos, y lo seguirán siendo. Muchas de las herramientas que usamos a diario —el GPS, la IA en nuestros teléfonos, el internet satelital— son las mismas que pueden definir un campo de batalla.
El reto no es solo técnico, sino humano y ético. Como advirtió la ONU en 2023, “los sistemas autónomos letales representan un desafío sin precedentes para el derecho internacional humanitario y para la responsabilidad de los Estados”.
La gran pregunta no es si la tecnología será parte de los conflictos —porque ya lo es—, sino hasta dónde estamos dispuestos a dejar que decida por nosotros.
📚 Lecturas recomendadas
Un campo de batalla cambiante: tecnología, tácticas y límites cada vez más difusos en el ámbito de la guerra (blog del CICR en español)
Análisis del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre cómo la tecnología está transformando los conflictos modernos y los desafíos legales que esto presenta.
https://blogs.icrc.org/law-and-policy/es/2025/06/03/un-campo-de-batalla-cambiante-tecnologia-tacticas-y-limites-cada-vez-mas-difusos-en-el-ambito-de-la-guerra/
Guerra Electrónica y Swarming en el Conflicto Israel-Hamas (análisis académico reciente)
Estudio académico sobre el uso de tecnología de guerra electrónica y tácticas de enjambre en conflictos recientes.
https://revistacientifica.esge.edu.pe/index.php/esge/article/view/36
El Ejército español quiere dominar la guerra electrónica (artículo de noticia sobre desarrollos en España)
Cobertura sobre los desarrollos tecnológicos del ejército español en el campo de la guerra electrónica.
https://www.elindependiente.com/espana/2025/07/24/ejercito-espanol-dominar-guerra-electronica/
✍️ Claudio from ViaMind
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